La 4T: traiciones y lealtades y un knock out para el PAN en Baja California.

La noche de los nahuales

Por: Benjamín M. Ramírez

 

Amigos y familiares han atravesado un viacrucis, un verdadero calvario —como si existieran calvarios fingidos— al recibir atención médica en cualquier clínica del Instituto del Seguro Social, IMSS.

 

La  memoria no me traiciona. Recuerdo desde hace mucho la deficiente atención brindada por el personal adscrito a esta dependencia de salud gubernamental: desde el intendente hasta el director general de los distintos nosocomios.

 

Negligencia, falta de respeto al derechohabiente, atención médica deficiente y otros tantos señalamientos han salido a la luz en los diversos medios de comunicación y en experiencia de propios y extraños que la piensan, una y mil veces, antes de apersonarse en uno de los consultorios diseminados a lo largo y ancho del país.

 

Hoy, a pesar de los sueldos, sobresueldos, prestaciones y contraprestaciones que goza el personal del IMSS, y de la crisis por la que atraviesa, han levantado la voz quienes han visto afectados sus muy particulares intereses, sobre todo en las bondades salariares que ofrece esta dependencia a sus trabajadores.

 

Más de la mitad del presupuesto destinado al IMSS se destina al pago de la nómina y prestaciones, pensiones y otros rubros.

 

Ante la falta de medicamentos y de otros aditamentos o complementos para brindar el servicio, un servicio de calidad, la condena de cualquier derechohabiente ante el pésimo servicio de salud; enfermeros, médicos y personal en general, se dirigen al paciente con un rotundo: “No hay”, “Hágale como quiera”, “Haga otra cita”, “Su cita es dentro de seis meses”, “La máquina no funciona”, “No hay citas”, “Pues levántese más temprano”, “Su médico está de vacaciones”, “Todavía no se está muriendo”, “No hay cama”…

 

Pacientes y derechohabientes han tenido que sacrificar durante años, horas de sueño, días de trabajo y aguantar la pésima atención del personal. Hoy existe una queja sobredimensionada ante la falta de medicamentos —problema que siempre ha existido— ante la escasa o nula atención médica, basta darse una vuelta y observar en la sala de urgencias, mientras la vida discurre hacia su extinción; sobre la reducción de la nómina y despido de personal, que le pregunten a los dirigentes sindicales sobre el trato preferencial en la contratación de familiares y amigos.

 

Negligencia médica, omisión de servicios y obstaculizar o negar las prestaciones al que se tiene derecho, son algunas de las quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, presentadas en contra del IMSS.

 

Y en cuanto a la responsabilidad del derechohabiente la cosa puede ser muy sencilla: tener hábitos de salud pueden disminuir el número de pacientes atendidos en esta dependencia. Hay padecimientos que se pueden evitar y prevenir. Basta con un poco de sentido común, aún en contra del derecho universal a la salud.

 

En sala de urgencias:

«— ¡Cómprame un agua! —Me dijo un familiar.

«—Te traeré del garrafón. —No. No lo hagas. Los enfermeros se enojan si tomas de ahí.

 

No hablemos de los medicamentos adquiridos por el IMSS a un sobreprecio, ni de los contratos a modo para la ejecución de obras y mejoramientos de la infraestructura, licitación de material quirúrgico y material médico, porque estaríamos frente al huachicol de la salud.

Al igual que en otras atrocidades cometidas, el silencio de quienes pudiendo hacer algo y no lo hicieron es la excusa más recurrente, pero hoy levantan la voz, después de muchos sexenios de silencio cómplice  y de oprobio.

 

Frente a este panorama no debe sorprender la renuncia de Germán Martínez, un tiburón de la política, porque en el mundo de la 4T se trata de traiciones y lealtades. Y con el ex – director del IMSS también se van sus allegados y recomendados y acomodados en los diversos puestos claves de la institución, en tanto Martínez era su titular.

 

Considero que el ex – dirigente de Acción Nacional sacará rajas a través de su escaño en el senado para proteger a sus amigos, a quienes sí les guarda y debe lealtad, principalmente a Calderón y Fox. Quizá buscará negociar impunidad para los mandatarios estatales emanados del blanquiazul quienes han hecho un desastre de la administración de la “res pública”.

 

En el ajedrez político, a Martínez le va bien explotar y explorar todas las posibilidades de traicionar y el de guardar lealtad, sobre su propios intereses a largo y corto plazo porque para poder trabajar con AMLO se necesita estar dos pasos adelante, saber en qué está pensando y ser del sureste. Sólo así se puede comprender la “necedad” tropical.

 

Un amigo, versado en la política, en los rubros de traiciones y lealtades, me comentó sobre cómo se realizan los acuerdos en los diversos niveles y la distribución de los puestos públicos a quienes participaron en la alianza o sobre los que llegan recomendados pero sin la bendición del candidato ganador.

 

Primero —me aseguró— le comentas del salario: tiene que ser bajo, de tal manera que no le convenga. Segundo, si acepta, le explicas sobre el trabajo a desarrollar: completa disponibilidad de horario, incluso los fines de semana, sábados y domingos para ser precisos, 24 horas del día. En caso de aceptación, lo saturas de trabajo; si cumple, lo empiezas a bloquear, lo dejas sin capacidad de operación, le disminuyes el presupuesto, y se vea impedido para sacar el trabajo.

 

Así, tienes excusas para exigirle de hacer más con menos, de que te rinda cuentas, de manifestarle que estás insatisfecho con sus resultados, que no ha dado el “plus”, que esperabas más de él, que las personas que lo recomendaron esperan que “dé el ancho”. Es el pretexto ideal para despedirlo, aseveró.

 

Este mismo amigo me invitó a trabajar con él —promesa de por medio de que cuando estuviera en la administración pública lo acompañara—. Me indicó el día de la cita, muy temprano. Y me comentó sobre el salario… muy bajo, por cierto… Le di las gracias.

 

A manera de conclusión. En cada situación de crisis existen muchos factores que inciden sobre el mismo: los que se benefician de la dificultad, de los que salen afectados, y la situación como tal. No hay crisis furtiva. Todo está calculado, todo es pensado. Como en la bolsa de valores, quienes salen vencedores son los que se anticipan y saben cómo actuar y qué acciones emprender, o vender.

 

Así que ante las situaciones que enfrentan por separado Colegio de Bachilleres en Veracruz y Baja California, de manera particular, y la Universidad Autónoma de Baja California, de manera especial, tienen que responder las instancias de gobierno involucradas, las propias autoridades educativas y quienes tienen que atender las problemáticas, que en conjunto, se reducen a dinero, a su despilfarro, a su desvío.

 

«— “Confianza y contención” es lo que ha solicitado Erika Ayala Ríos, líder del SUITCOBAEV.

«— “Injerencia perniciosa”, afirmó a su salida, Germán Martínez.

«— “Disminución de matrícula”, aseguran UABC Y COBACHBC, instituciones ante la crisis financiera.

Es el ciudadano el que sale perdiendo. Es el maestro, es el educado el afectado. Se esfuma la confianza, llega la apatía y la indolencia ante el mal ajeno y continúan las promesas de un glorioso amanecer, como en una campaña eterna y su inútil afán.

 

A manera de colofón: Morena arrasará en Baja California y Puebla si las tendencias porcentuales se mantienen en las últimas horas. El marcador final será de 2 a 1. El PRI será sepultado y el PAN arrinconado a un deshonroso segundo lugar.

 

Mantengo mis dudas sobre el triunfo en Tijuana ya que podría ganar Leyzaola.

 

Es el resultado del KIKOGATE, el resultado de treinta años de rapacidad política que en su conjunto han llevado a la administración pública del estado a un abismo sin retorno.

 

Es el nocaut al PAN, a su espíritu añejo de renovación, es la consolidación de la traición a la confianza ciudadana de que se podía gobernar bien y de manera diferente.

 

Es el fin de la concertacesión con el salinato.

 

Es el fin de una era de color azul…