Melany Airam Colio y Norberto Ronquillo nunca se conocieron, eran universitarios; ella estudiaba la carrera de odontología en la UABC, campus Tijuana, y el joven la licenciatura de mercadotecnia internacional en la Universidad del Pedregal en Xochimilco. Ambos están muertos, víctimas de la desgraciada violencia e inseguridad de nuestro país.
Como todo universitario, tenían sueños: ser mejores cada día y servir a quien los necesitara.
Ya no lo podrán hacer, porque gente sin escrúpulos, dementes y asesinos les quitaron sus vidas.
En ambos casos hay coincidencias: jóvenes universitarios, nacidos en ciudades fronterizas, Melany en Tijuana y Norberto en Chihuahua, tenían 22 años y a punto de finalizar sus estudios.
Eran queridos por sus familiares, compañeros y amigos.
Hubo diferencias: a Norberto lo secuestraron (su familia pagó rescate para que lo liberaran) pero lo mataron; a Melany, la asesinaron cuando estaba con su ex novio.
El secuestro de Norberto Ronquillo el 4 de junio del presente año causó indignación nacional, sus compañeros, profesores y directivos de la Universidad del Pedregal, se movilizaron para exigir que lo liberaran.
La noche del domingo fue encontrado el cuerpo de Norberto Ronquillo Hernández, desde la mañana del lunes sus compañeros y directivos de la Universidad exigen a las autoridades detener a los culpables y decretaron tres días de duelo.
Melany Airam Colio, fue asesinada el 22 de abril del presente año en Tijuana, supuestamente, su novio Edgar —cuenta en su declaración ministerial— dijo que estaban en el Parque de la Colonia Independencia de Tijuana cuando un sujeto los asaltó, le quitó el celular a su novia, pero como se resistió, la apuñaló en el cuello del lado derecho.
En su vehículo, Edgar llevó a Melany a la Cruz Roja de la Zona Centro — calle Once, casi esquina con Quintana Roo— pero la joven ya iba muerta.
La noticia salió en los medios de comunicación locales y redes sociales, pasó desapercibida como muchos otros asesinatos en Tijuana.
En la Facultad de Odontología de la UABC no hubo un reclamo, no salieron a la calle a exigir justicia, no hubo nada.
La dirección de la Facultad y la rectoría de la UABC no dijeron nada, se quedaron callados.
Únicamente en la página de “Desaparecidos Tijuana” en redes sociales, se exige justicia para Melany.
Ambos casos lastiman, indignan, entristecen a una sociedad mexicana olvidada por sus autoridades municipales, estatales y federales.
Una sociedad víctima de sus propios errores, como la falta de valores familiares y educativos.
Pareciera que los anhelos y sueños que tienen nuestros jóvenes se desvanecen ante la monstruosidad de mentes que lastiman y matan una parte de nuestra sociedad.
Fueron años de esfuerzo, dedicación y desvelos, gastos económicos y familias que hacen el mayor esfuerzo porque sus hijos alcancen sus sueños, pero esto no siempre sucede, porque ante la complicidad de la autoridad, deficiencia en su actuación, ineptitud, corrupción e impunidad, ese monstruo de múltiples cabezas acecha a nuestros jóvenes que día con día intentan dar lo mejor de sí.
La sociedad permanece pasiva, sin capacidad de asombro, sin exigir justicia para las y los jóvenes universitarios, quizás es más fácil negar algo que no puede suceder, pero ese es el primer enemigo, la negación, pensar que no nos puede suceder y, a los demás sí.
El monstruo que acecha los sueños de nuestros jóvenes, ha tomado la forma de la misma sociedad y hoy duerme con nosotros.
Es momento de despertar conciencias, es momento de exigir un derecho que tenemos los mexicanos a la justicia. Es momento de alzar la voz, porque las muertes continuarán mientras la sociedad no exija, no reclame, no haga valer su derecho a la paz y justicia.
Descansen en paz nuestros jóvenes universitarios.