Tijuana.- Con el reciente cierre del principal y más moderno Centro de Verificación Vehicular en el estado, quedó de manifiesto que dichos centros no funcionaron ni como esquema de negocios para los concesionarios y mucho menos como beneficio para el medio ambiente de Baja California.
“Los ciudadanos de Baja California no pueden evitar pensar que el Programa de Verificación Vehicular tiene un tinte de índole recaudatorio, ya que a los autos que se verifican les son expedidas placas de circulación aún sin pasar la verificación”, declaró Fidel Baca Bolaños, quien es el representante legal del Centro de Control Ambiental de Baja California.
Expresó que con el cierre de dicho centro se perdieron 16 plazas de trabajo, así como varios millones de pesos que dejaron de entrar a las arcas del gobierno del estado por la venta de hologramas e impuestos pagados al estado.
Durante 5 años y a través de incontables reuniones con las diferentes secretarías del Estado como son la de Protección al Medio Ambiente y su titular Thelma Castañeda; Finanzas del Estado, a cargo de Bladimiro Hernández; la Secretaría General de Gobierno, y su titular Francisco Rueda no se recibió respuesta alguna a pesar de haber expuesto todos los puntos trascendentales.
Entre esos puntos, dijo que están el problema de los carros “chocolate”, los que traen placas vencidas, los de Anapromex y Onapafa y el cumplimiento de las normas establecidas desde hace ya varios años para tener un medio ambiente mucho más sano para los habitantes de Baja California.
Debido a lo anterior los inversionistas de dicho centro tomaron la decisión de cerrar esta fuente de trabajo por incosteable y por ir en detrimento de la comunidad.
Baca Bolaños, comentó que fue una dolorosa decisión que se tuvo que tomar ante la actitud indolente de este gobierno saliente, el cual queda claro que entre sus prioridades no está la calidad del aire que respiramos los bajacalifornianos y por ende la salud.