El cuidado de una persona enferma puede ser un proceso que al responsable de hacerlo le cause satisfacciones cuando se ven mejorías en el estado físico y mental del paciente; pero por otro lado también puede provocar un desgaste que le lleve a presentar distintos síntomas como depresión, irritabilidad, falta de energía, sensación de agotamiento, dificultad para relacionarse con otras personas y una actitud negativa frente a ellas.
La psicóloga Iraida Morales, señaló que los cuidadores primarios deben de tener un entrenamiento primero en el cuidado físico de un paciente y capacitación sobre el manejo emocional puesto que de este aspecto surgen muchos de los síntomas que se derivan del cuidado intensivo de una persona.
Es recomendable, dijo ,que los cuidadores tomen entrenamientos sobre los cuidados físicos, administración de medicamentos, según sea el padecimiento del paciente; pero además tomar otros sobre inteligencia emocional, desgaste y sus síntomas de alerta.
La sicóloga recomendó que los cuidadores deben de tener tiempos de descanso y recreación, cursos sobre el manejo de la enfermedad en específico con la que tratan, pues es común el aumento de ansiedad.
Opinó que la organización familiar también es muy importante, sobre todo cuando el cuidador es parte de ese núcleo, pues si se comparte la responsabilidad es menor la carga física y emocional que se genera.
Al referirse a los casos en que los pacientes fallecen después de que el cuidador estuvo con ellos por mucho tiempo, aconsejó acudir a un proceso de terapia individual, puesto que después de tantos años de cuidar a una persona hay que reorganizar aspectos personales, desarrollar objetivos de vida, trabajar el duelo, entre otras cosas.