Con el fin de hacer frente a la crisis económica que vive la Iglesia Católica a nivel mundial, el papa Francisco anunció un recorte salarial a cardenales y personas con cargos superiores en la Santa Sede. Los recortes se hicieron de manera proporcional, con base en el orden jerárquico y será por tiempo indefinido.
De acuerdo con la Carta apostólica “Motu proprio”, el líder religioso subrayó que evitará despidos en la nómina; sin embargo, dijo que para contener los gastos y “según criterios de proporcionalidad y progresividad” estos recortes afectarán a los clérigos, religiosos y a los niveles de remuneraciones más altos.
Otra de las medidas es que se verán bloqueados los aumentos por antigüedad hasta 2023 (excepto los empleados laicos desde el primer al tercer nivel del escalafón).