A medida que las familias y la economía se globalizan, es cada vez más frecuente que personas de todo el mundo tengan inversiones, negocios o vínculos familiares con países distintos de su país de origen, especialmente Estados Unidos, mencionó Josh Maxwell.
El socio director de la firma de abogados de derecho fiscal, Hone Maxwell LLP, refirió que para comprender los efectos fiscales estadounidenses, es fundamental la planificación y el cumplimiento.
“El primer paso para identificar la posible exposición fiscal en EE.UU. es evaluar si se es una persona estadounidense a efectos del impuesto sobre sucesiones y donaciones y del impuesto sobre la renta, y la respuesta no siempre es la misma. La condición de persona estadounidense no significa que pague o no impuestos, sino que determina si tributa conforme a las normas de una persona estadounidense o conforme a las normas de un extranjero no residente”, explicó.
Señaló que determinar si se es una persona o un domiciliado estadounidense es fundamental porque influye en las normas fiscales que se aplican.
A primera vista, agregó, puede parecer sencillo determinar el estatus de ciudadanía y residencia, pero diversos factores pueden complicar el análisis, y el estatus puede cambiar con el tiempo, lo que complicará la planificación fiscal a largo plazo.
El especialista comentó que hay tres razones por las que se le puede considerar estadounidense a una persona a efectos del impuesto sobre la renta y son: si es ciudadano estadounidense, si es titular de una tarjeta de residencia o cumple el criterio de presencia sustancial.
“Es fundamental saber cuándo se es una persona estadounidense para evitar incumplir sus obligaciones fiscales en Estados Unidos y, potencialmente, estar sujeto a fuertes sanciones”, argumentó.