Los restos de 215 niños fueron hallados enterrados en el sitio de un antiguo internado en Canadá, construido hace más de un siglo para integrar a los indígenas en la sociedad dominante, según una comunidad amerindia local.
Un experto descubrió los restos humanos el pasado fin de semana utilizando un georradar en el lugar donde se encontraba el internado, cerca de Kamloops, en la provincia occidental de Columbia Británica, según anunció la comunidad aborigen Tk’emlups te Secwepemc, en un comunicado de prensa.
“Algunos apenas tenían tres años”, dijo Rosanne Casimir, jefa de la comunidad, sobre los niños.
Según ella, su muerte, cuya causa y fecha se ignoran, nunca fue registrada por la dirección del internado, aunque su desaparición ya había sido mencionada en el pasado por miembros de esa comunidad.
Mientras tanto, la comunidad está trabajando con el médico forense y los museos de la provincia para tratar de arrojar luz sobre el hallazgo y encontrar cualquier documentación relacionada con las muertes.
“Me rompe el corazón”, reaccionó en Twitter el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. “Es un triste recuerdo de este oscuro y lamentable capítulo de nuestra historia. Mis pensamientos están con todos los afectados por esta desgarradora noticia”, escribió el mandatario, que ha hecho de la reconciliación con los primeros pueblos de Canadá una de sus prioridades desde que asumió el cargo en 2015.
El antiguo internado, gestionado por la Iglesia católica en nombre del gobierno canadiense, fue una de las 139 instituciones de este tipo creadas en el país a finales del siglo XIX. Se inauguró en 1890 y llegó a tener 500 alumnos en la década de 1950. Cerró sus puertas en 1969.
Unos 150 mil niños amerindios, mestizos e inuit fueron reclutados a la fuerza en estas escuelas, donde fueron apartados de sus familias, su lengua y su cultura.
Muchos fueron sometidos a malos tratos o abusos sexuales, y al menos 3 mil 200 murieron, en su mayoría de tuberculosis, según las conclusiones de una comisión nacional de investigación.
Dicha comisión escuchó el testimonio de varios nativos americanos que decían que la pobreza, el alcoholismo, la violencia doméstica y las altas tasas de suicidio que todavía golpean a muchas de sus comunidades son en gran medida el legado del sistema de escuelas residenciales.